VALLENATO Y DIOMEDES
VALLENATO Y DIOMEDES (QEPD)
Para comprender el fenómeno de Diomedes
Díaz se requiere acercarse al vallenato clásico, (ese que para algunos es el
verdadero) sentirlo y vivirlo, simplemente porque este “ género musical” nos
permite decir lo más íntimo y casual que otros “ géneros “ no logran
transmitir, Diomedes en su música le canto a lo simple, lo cotidiano, lo
casual, lo absurdo, pero sobre todo al amor en sus diferentes formas de expresión,
machista, desbordado, romántico, loco y sentimental.
El vallenato, de lejos es la representación
cultural de un pueblo maravilloso y complejo, que durante los años 60´s y 70´s parecían
revelar los misterios de una región sabanera y costera de la república de
Colombia, el llamado vallenato era la forma de expresar situaciones cotidianas,
en tiempo de son, paseo, merengue y pulla , utilizando guitarras inicialmente y
luego inmortalizado en caja, guacharaca y acordeón. Hablar de Diomedes es
hablar del vallenato en sí mismo y la influencia que en él tuvieron otros
grandes que brillaron y brillan con luz propia, Alejandro Duran, Colacho Mendoza,
Rafael Orozco, Poncho Zuleta, Alfredo Gutiérrez, Juancho Rois, y muchos otros, pero lejos estamos de su
entendimiento, porque desde el punto de vista musical son acordes, notas, melodías,
estructuras, tonos, etc., pero en esencia
son clamores del alma, son la vivencias de eruditos, algunos humildes (no
despectivamente llamados ) analfabetas, campesinos sabios y talentosos de
nacimiento, otros cultos troveros, ricos en dinero y virtud. El vallenato es más
que música, es pasión, es olor a tierra quemada por el sol, es el fresco del
amanecer sabanero, es la brisa del mar calentando una fría mañana capitalina,
es la vida misma de un pueblo que son tantos a la vez, es la forma de ser de
muchos hombres y mujeres con vidas iguales en momentos diferentes, es
corronches y sofisticación, no existe un colombiano que no tenga un vallenato
en su vida, no existe una historia que no haya sido tocada por los pliegues de
un acordeón, simplemente aun no la has encontrado o mejor, aun esa canción no
te ha encontrado…
Diomedes y el vallenato han sido
igualmente controvertidos, algunos queriendo encasillarlos y otros queriendo
descalificarlos, mas por su entorno que por su riqueza y versatilidad, todavía dudamos
si nos representan o no, todavía discutimos si tradicional o nueva ola, todavía
cuestionamos si Valledupar o la Guajira, si el ron o el old par, si se escucha
o se baila, olvidando que el vallenato nos permite, todas las licencias, es tan
fuerte y tan real, que todavía permite cerrar los ojos, levantar la mano,
cantar a todo taco, dedicarlo y sobretodo…sentirlo.
Ese es mi vallenato el que conocí
a los 6 años, el que bailaba mi tía Rubi, en Barranquilla, el que paradójicamente
me gustó con la trágica muerte de Rafa, el que sentí a los 20 en Chimichagua (
Cesar ), el que me acompañó por las carreteras de Melgar, Medellín, Ciénaga, Santa
Marta y muchas más, el que me arrancó las primeras lagrimas con Amarte mas no
pude, Ven conmigo e Ilusiones, todas interpretadas por Diomedes, un cantante,
un hombre, que impulso una generación, un movimiento que después de la mano de
Carlos Vives ayudó a ubicarnos en el
mapa, es así porque así Dios lo quiso y no ha sido de otra manera, en mi
humilde opinión.
Del cacique de la Junta como
hombre, como ser humano...bueno, eso solo lo juzgara Dios, para que intentar usurpar
esa labor...si no lo conocían los invito a ver este excelente trabajo de Víctor Sánchez.
Si eres colombiano de nacimiento
o por herencia, también, eres vallenato, para bien o mal, también estas
manchado con las notas de este folklore…
El folklore es el sentir del pueblo.
WILLIAM FERNANDO LOPEZ MURCIA
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